El auge de las sociedades del conocimiento exige que se
anuden nuevos vínculos entre el conocimiento y el desarrollo, ya que el
conocimiento es tanto un instrumento para satisfacer las necesidades económicas
como un componente pleno del desarrollo. La dinámica política, económica y
social subyacente al desarrollo de las sociedades del conocimiento pone de
manifiesto la íntima relación que existe entre la lucha contra la pobreza y la
promoción de las libertades civiles y políticas.
Si se respetan plenamente, la libertad de expresión y la
libertad de investigación científica y de creación permiten construir
auténticas sociedades del conocimiento gracias al desarrollo de una sociedad
mundial de la información. Hacer hincapié en la libertad de expresión equivale
a destacar el espíritu de apertura y diálogo que debe presidir las relaciones
entre individuos y grupos sociales dentro de las sociedades del conocimiento.
Sin libertad de expresión, no hay intercambios ni debates públicos. La libertad
de expresión es la garantía de la vitalidad de los vínculos que unen a los
individuos en una sociedad determinada. Sin libertad de expresión, los
conocimientos pueden existir, pero no se dará un aprovechamiento compartido de
los mismos, ni tampoco existirá una sociedad del conocimiento.
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